en Textos

Hoy concluyo que ya he pasado página mientras escucho a Big Thief en bucle.

Hay canciones que marcan un momento de tu vida, que te remueven tanto como algún suceso que las acompaña y que se convierten en ese sumidero en el que dejar purgar todo el dolor o la pena o la decepción y soltar los amarres para sentirse de nuevo humano. Libre. Normal.

Hoy Big Thief han lanzado su nuevo disco, Two Hands (el segundo en un año), y de pronto al reencontrarme con el séptimo corte del álbum, Not, me he vuelto a estremecer como aquel 14 de agosto, hace prácticamente dos meses, en el que el cataclismo profesional estuvo sazonado por la voz desoladora de Adrianne Lenker en bucle recitando una lista de todo lo que «no es». De pronto he sentido los últimos dos meses de mi vida desfilando por mi mente como fotogramas a toda velocidad.

No han sido los mejores dos meses de mi vida, para qué negarlo. Y eso a pesar de estar en un momento realmente dulce preparando, a la vez, gran cantidad de proyectos (quizás este sea el momento más creativo de mi vida). Y sin embargo, aquel 14 de agosto todo se removió, muy a mi pesar, y se produjo el cataclismo. O, utilizando una de mis palabras favoritas, el Apocalipsis.

Pero parafraseando a Big Thief, no es que eso fuera lo más importante de mi vida, ni mi eje, ni mi anclaje emocional. Pero inevitablemente cuando se rompe un vínculo que creías sólido de repente toca reordenar ideas, replantearse las cosas, recordar que al final todo está organizado de una forma que intenta arrasar con lo verdaderamente humano.

Y a pesar de todo, por algún extraño motivo, hoy la relectura de la canción ha sido completamente diferente. Al ver pasar por mi memoria estos dos meses marcados por todo tipo de situaciones, por la inestabilidad emocional e incluso por una cierta ausencia de las situaciones a mi alrededor, hoy la canción no me resulta triste. No me desgarra. Al contrario, hoy Not parece el himno para sobreponerme que no supe ver el día que la descubrí mientras la reproducía en bucle caminando, totalmente descolocado, transportando más de cuatro años de experiencias en una caja.

Hoy esta canción me ha recordado por qué estoy luchando. Por qué estoy en un momento importantísimo de mi vida. Por qué estoy en el momento más creativo e ilusionante como broche a tantos años de preparación. A punto de cumplir un sueño, o varios. Que por más que los baches hagan a nuestra mente pensar lo contrario, sigo siendo la misma persona. Sigo teniendo la misma capacidad de enfrentarme a las situaciones, la misma experiencia, la misma profesionalidad, la misma sensibilidad.

Hoy, más que nunca, decido levantarme y gritar que nada va a poder con mis ganas de seguir adelante, de luchar, de aprender, de demostrar quién soy y todo lo que puedo aportar al mundo. Hoy no voy a pararme. No voy a dejar que nada ni nadie me haga sentir lo que no soy. Hoy simplemente voy a convertir el grito en bucle en la energía para dar pasos hacia el futuro. Sin miedo. Sin pausa.

Escribir un comentario

Comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.