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El autor de Call Me By Your Name vuelve a emocionar con su cuarta novela

Hace unas semanas, en la Feria del libro de Madrid, hice algo que jamás había hecho: me quedé durante casi una hora de pie haciendo cola a la espera de un autógrafo de un autor. Ese autor era André Aciman, gracias a quien descubrí una de mis películas favoritas, uno de mis libros favoritos, uno de mis actores favoritos, uno de mis pósters favoritos, una de mis portadas de revista favoritas y una de mis bandas sonoras favoritas. Todo gracias a una única novela, Call Me By Your Name, cuya adaptación cinematográfica dirigida por Luca Guadagnino me fascina casi tanto como la prosa del autor nacido en Alejandría.

Coincidiendo con la feria del libro, Alfaguara editaba su novela más reciente, Variaciones Enigma, y por supuesto fue uno de los libros que, con simpatía y generosidad, me firmó Aciman mientras yo no sabía ni qué decir en mi aceptable inglés. Él me deseó que me gustara el nuevo libro y yo le contesté con fanatismo sincero que el libro que espero con ansias es ese Find Me con el que va a ampliar el triste epílogo de Call Me By Your Name (ojo, el del libro, que abarca bastante más que la película). Me confirmó que aquí se publicará en otoño de 2020, por lo que probablemente recurriré al original en inglés cuando se publique a finales de este año.

Pasaron unas semanas y he aquí que ya he devorado su novela. Y qué novela. Variaciones Enigma toma su título de la obra musical del mismo nombre de Edward Elgar, una pieza orquestal que refleja la habitual obsesión de Aciman hacia la música clásica y, más concretamente, hacia esas piezas de piano que consiguen que accedamos a otros planos casi espirituales de la realidad. Pero no es un título caprichoso, ya que el libro recorre las historias de amor -cinco en total- del protagonista a lo largo de su vida, desde su primer amor hasta la cincuentena.

Y esas variaciones son la forma que tiene el protagonista de enfrentarse al amor y a las relaciones personales, en la que como si fueran la majestuosa obra de Elgar, se van repitiendo los mismos aciertos y errores con pequeñas alteraciones, pero siempre con ese poso de amargura y cierta desazón que transmite el libro, algo bastante habitual por otro lado en la obra de Aciman. Un experto en la forma de narrar las relaciones y el descubrimiento del amor, pero también en ese sentimiento de fracaso, de tristeza, de confusión.

Escrito con esa delicadeza y un ritmo que atrapa sin dejarte salir de sus páginas, Variaciones Enigma es otra gran obra de un autor que, gracias al éxito de una adaptación al cine se ha convertido ya en uno de los nombres más imprescindibles de la literatura contemporánea. En el fondo, la bibliografía de Aciman no deja de ser como esas variaciones del título. La recurrente repetición de los sentimientos humanos, de los mecanismos que nos mueven y de esas emociones capaces de llevarnos por la vida y que pocos saben retratar como él.

Con una construcción excelente, que encaja las historias como un engranaje emocional que va creciendo hasta un final tan estremecedor como inesperado, Variaciones Enigma es probablemente la obra cumbre de Aciman, un resumen de sus obsesiones, un retrato certero y sensible de la condición humana. Una lectura más que recomendable para este verano y de la que os dejo un fragmento que en sus primeras páginas me llegó de lleno y sigue estremeciéndome:

“Suponemos que nuestra vida está trazada, sin saber siquiera que lo suponemos, lo que constituye la belleza de las suposiciones: nos anclan sin el menor indicio de que lo que hacemos en realidad es confiar en que nada cambie. Creemos que la calle en la que vivimos seguirá siendo la misma y que llevará el mismo nombre siempre. Creemos que nuestros amigos seguirán siendo nuestros amigos y que querremos siempre a los mismos a los que ahora queremos. Nos confiamos y, a fuerza de confiar, nos olvidamos de que nos hemos confiado”.

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