en Conciertos

Apoteosis Ferreiro

Crónica del concierto de Iván Ferreiro en la sala Joy Eslava (17/04/2010)

Hay artistas de todo tipo y de toda clase, pero sólo hay una variedad de artistas que llegan a un nivel donde se pueden permitir hacer, con perdón y con toda la buena intención del mundo, lo que les de la gana.

En este Olimpo de la música ya ha entrado hace tiempo, y por méritos propios, el gallego Iván Ferreiro. Y qué méritos: sin hacer ningún tipo de publicidad y con el nuevo disco aún en la recámara fue capaz de agotar las entradas para dos fechas, añadir una tercera, y también llenar este tercer día la Joy Eslava, día al que me referiré en esta crónica.

Pero no es el único gran mérito de Ferreiro. También lo fue el arriesgarse a desgranar las aún desconocidas doce canciones de su próximo disco, Picnic Extraterrestre (saldrá a la venta el 18 de mayo), una tras otra en la primera parte del setlist. El riesgo era obvio, pero ahí estuvo tres días desgranando sus nuevas canciones, en las que ha trabajado junto a sus incansables Amaro Ferreiro y Pablo Novoa, y que fueron un regalazo. Una sucesión tras otra de canciones inspiradas que muestran una madurez sin discusión y que afianzan un sonido que ya se ha convertido en marca de la casa, dejando espacio para un poco de experimentación y rotunda serenidad.

Esta profundidad se percibió en canciones como La Jetée, una declaración de intenciones con Puro Nervio, Cabaret y su aspereza cercana a la melancolía, o Canción de amor, que como diría el propio Iván, “es más una canción de amor hacia las canciones de amor que una canción de amor por otra persona”, para afirmar algo después que la canción de amor del disco es la Canción de Navidad. También hubo espacio para divertimentos como la Canción Jurídica, en la que se hace referencia a la burocracia de la vida conyugal. “Sé mi abogado, hazle un regalo a tu pecado. Sueña un pecado y cúmplelo”, o pasajes misteriosos con una canción a la que decidieron ponerle el título Perdidosporque tiene éxito”.

A pesar de las muchas referencias, de las excelentes letras de las nuevas canciones, y del gran interés, parece que a determinados sectores del público no les interesaba tanto el concierto, y no pararon de conversar a un volúmen considerable durante toda la noche. Sé que no es nada novedoso, pero resulta lamentable tener que aguantar en un concierto a personas que no muestran el más mínimo respeto e interés por los artistas y por el resto de público que intenta disfrutar del concierto.

El repertorio del nuevo disco se completó con las canciones más celebradas, imagino que por el hecho de estar publicadas en la web de Ferreiro. Fahrenheit 451, un tema de lo más amargo, que sonó como un explícito desahogo que salió por la garganta rasgada de Iván como un desgarro del estómago: “Podríamos decir que todo huele, casi todas las personas buenas que me rodeaban eran la peor basura que pueda tirar, cerdos, ignorantes, sois unos hijos de puta”. La más aplaudida, e incluso coreada, de las nuevas canciones, fue Paraísos perdidos, aunque sin duda la más sólida y completa de todas, fue Relamida, una canción de lo más original que sirvió como broche de oro para el nuevo repertorio de Picnic Extraterrestre, un disco que ya esperamos con ganas, después de semejante presentación.

Con el público más atento y entregado que otros días, según nos diría Iván, comenzaron con el repertorio habitual, que inauguró Canciones para el tiempo y la distancia, y se convirtió en el habitual karaoke colectivo que demostró la enorme colección de grandes temas que ha ido acumulando en estos últimos seis años hasta componer un repertorio de lo más sólido. Toda la verdad, Secretos Deseos, la explosión con Ciudadano A, el coreo colectivo en Extrema Pobreza y El Viaje de Chihiro, para terminar este primer bloque de concierto con Mi furia paranoica. A estas alturas, el ambiente era de lo más festivo.

No tardaron mucho en volver los hermanos Ferreiro, Amaro e Iván, para ofrecernos SPNB, que cantamos todos casi como un himno. A partir de aquí, la fiesta y la comunicación entre la banda y el público fue constante, desgranando esos, ya clásicos: Jet Lag, Personalidad Múltiple, Días Azules, y Turnedo, que sigue siendo esa guinda que no puede faltar en el repertorio.

Aún hubo tiempo para un segundo bis, que empezó con Mrs. P, y se cerró por todo lo alto con NYC y Piensa en frío, un público eufórico, y un Iván de lo más agradecido y visiblemente emocionado por lo que había sucedido en la tercera de tres noches apoteósicas. Grande. Muy grande.

Publicado originalmente en la revista Koult.

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