Sobre el monólogo de Hannah Gadsby del que todo el mundo habla y dos de las mujeres que están llevando Estados Unidos a una nueva revolución
Hay muchas veces en las que debemos dejar los prejuicios a un lado y dejarnos sorprender. A mis 33 años, ver un especial de comedia en Netflix no parecía el mejor plan para una noche calurosa de julio, pero un tráiler y una recomendación de las que aparecen durante los créditos de tu serie favorita, me pusieron en la órbita del monólogo Nanette de la cómica australiana Hannah Gadsby.
Había algo en ese tráiler que te dejaba claro que esto no era el típico monólogo de stand-up comedy de una hora de chistes y demás, sino que prometía ofrecer ese «algo más» tan necesario hoy en día. Gadsby arranca el monólogo, grabado en la Ópera de Sidney, como cualquier otro especial de comedia, con sus chistes sobre la diferencia, la diversidad, su vida como lesbiana y anécdotas sobre ello.
Sin embargo, y sin que nos demos cuenta, poco a poco, el tono humorístico va dando paso a fragmentos mucho más serios y rotundos en los que la monologuista se abre en canal y confiesa que «necesita dejar la comedia» porque le está haciendo daño. Entonces se suceden historias desgarradoras de su pasado, crisis de identidad, enfermedad mental y depresión, pero también un alegato feminista poderoso y rotundo, e incluso nociones de historia del arte.
Esta segunda mitad de Nanette es probablemente lo más real, sobrecogedor, inspirador y alucinante que se puede ver ahora mismo en televisión. Cuando parece que todo está ya hecho, llega ella y nos da bocados de realidad en forma de un discurso que, a pesar de estar cargado de dureza, también ofrece lecciones de vida de lo más conmovedoras y una serie de ideas que dejan poso. Una profunda reflexión de las que cambian tu percepción de la vida, algo que no se puede decir acerca de muchos programas de televisión.
Por suerte, las cosas están cambiando. Y también en Netflix otra comedianta está arrasando con su propio programa sin ningún tipo de censura. Michelle Wolf, que se hizo muy popular gracias a sus apariciones en Late Night with Seth Meyers, ahora tiene su propio show semanal en la plataforma de streaming, y no deja títere con cabeza.
Después de liarla en la Cena de corresponsales organizada por el gobierno estadounidense, y a la que Donald Trump ha declinado asistir durante dos años consecutivos, la actriz arremetió contra la administración Trump -algunos de los cuales estaban presentes- sin cortarse un pelo, y sus palabras arrasaron y levantaron tantas ampollas que el propio presidente hizo mención a ellas en uno de sus ya habituales twits.
En su programa The Break with Michelle Wolf, la actriz aprovecha para hablar de feminismo, para criticar a los políticos de su país, y para arrasar con todo con un lenguaje divertido y cercano, pero a la vez irreverente y de lo más mordaz y adictivo. La media hora más apropiada para acercarse a la política de Estados Unidos desde un punto de vista crítico y radical, sin olvidar el movimiento #meToo.
Fue en The Break donde me hice eco de la histórica victoria de Alexandria Ocasio-Cortez en las primarias de Nueva York, venciendo a un histórico representante demócrata. Una latina de procedencia puertorriqueña y humilde, de veintiocho años, que ha removido los cimientos de su partido. Todo gracias a una campaña sacada adelante con muy poco dinero (apenas 300.000 dólares), con un diseño visual elegantísimo y moderno de lo más atractivo y un mensaje de inclusión y de lucha social que ha calado en los votantes.
Ahora, Ocasio-Cortez tendrá que enfrentarse al candidato republicano en noviembre. Si consigue ganar, se convertirá en la diputada más joven de la historia en un caso que ya algunos comparan con los orígenes y el ascenso meteórico de Obama.
Algo está cambiando en el mundo. Son tiempos de revolución, de nuevas ideas y de grandes mujeres arrollando con lo establecido y demostrando que aún se puede reinventar y revolucionar el mundo. Tenemos un gobierno de ministras, tenemos grandes mujeres triunfando en la política y nuevas líderes de opinión dando un altavoz a tantos problemas que quedan por resolver.
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[…] el monólogo Nanette, del que ya os hable ayer, la cómica Hannah Gadsby también hacía mención a lo agotador de los debates públicos. […]