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Tercer y último capítulo sobre el Milán más urbano: East Market, Corso Como y el Parco Sempione con la Triennale

De agotados que estábamos, el domingo, nuestro día de regreso, hicimos el check out del hotel cuando ya eran cerca de las 11 de la mañana. Volvimos a nuestra zona de rascacielos favorita en Porta Nuova para tomar un contundente desayuno en Ca’ Pelleti. Algo así como un brunch que incluía tostadas (sin tostar), un riquísimo cappuccino, un zumo y un bollo, todo acompañado de miel, nutella y mermelada. Un buen chute de energía para arrancar.

Mi radar hipster nos mandó a Lambrate donde este domingo se celebraba el East Market, que vendría a ser un cruce entre los madrileños mercado del Diseño, de Motores y de Productores, todo en uno, habilitado en unas naves estilo Berlín con DJs y food tracks. Todo muy moderno y con el postureómetro a tope. Hasier aprovechó para comprar una camiseta de su estilo y, tras pasear un poco y terminar algo agobiados por el gentío, volvimos hacia el centro de la ciudad.

Luna / Park #milano #architecture #sign

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Nuestra siguiente parada fue el Parco Sempione, claramente un plan de domingo también para los locales, que abarrotaban el césped aprovechando que la amenaza de lluvia aún no existía. Paseamos junto al famoso castillo del mismo nombre e incluso vimos como a lo lejos se estaba realizando un casting de X Factor. Dentro del parque pudimos entrar a la maravillosa Triennale, un museo maravilloso centrado principalmente en el diseño, con unos jardines muy curiosos llenos de instalaciones artísticas y una librería repleta de cosas de lo más apetecible.

Desde el parque teníamos muy cerca la animada y renovada Corso Como, de lo más intensa, y entre sus edificios destacaba la galería 10 Corso Como, donde había exposiciones, una cafetería terriblemente snob de la que desistimos, una tienda pijísima en la planta inferior y una librería espectacular en la planta alta en la que hojeé libros de arte y fotografía de los que jamás había oido hablar (y cuyo precio prohibitivo me hizo pensar que eran ediciones limitadas o descatalogadas).

Sunday hangouts #park #sempione #milano

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Buscando un lugar menos estirado donde poder tomar café nos encontramos con la chocolatería Zaini, de aspecto clásico y encantador, donde no tomamos café pero sí compramos un par de tabletas de delicioso chocolate con un embalaje de lo más atractivo. Dada la cercanía de nuestro querido Café Gorille, decidimos tomar allí nuestro ansiado café. De camino pudimos comprobar que en el nuevo parque que está a punto de inaugurarse en la zona había otro de esos conciertos de piano justo antes de cruzarnos con un pasacalle de niños y padres portando una amalgama de animales marinos, hechos de papel, que más tarde descubriríamos de dónde venían.

Ya en el Café Gorille nos tomamos un cappuccino mientras de fondo sonaron, entre otras canciones, La Flaca y algo de Paco de Lucía, lo que me hizo dudar si había sido un guiño de la camarera, que ya nos conocía y parecíamos caerle bien. De ahí volvimos a dar un último paseo por Isola para apurar la última hora que nos quedaba antes de ir a por el equipaje. Así, encontramos que el desfile de niños y animales de papel maché venía del Isola Pepe Verde, un espacio vecinal donde se estaba celebrando un concierto con un ambiente de lo más envidiable con gente bailando, niños jugando y todo ello entre jardines, huertos y bancos, todo totalmente autogestionado, lo que fue un broche perfecto para cerrar la visita a Milán.

Tras recoger las maletas en el hotel, en ese mismo instante comenzó a diluviar lo que no habíamos sufrido en todo el fin de semana, a pesar de las amenazadoras previsiones. Cogimos el bus a Bérgamo por los pelos, cenamos en el aeropuerto, que ahora está mucho más preparado y acondicionado, y volvimos a Madrid, esta vez juntos, riéndonos con Día a día de Netflix. Agradeciendo el reencuentro con una ciudad que, como diría mi marido, es “muy nosotros”.

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