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Els Surfing Sirles / LP

Adrenalina y diversión se citan en el debut de la banda catalana

Estoy acelerado. No sé que me ha sucedido, pero ha sido descubrir el debut de Els Surfing Sirles, y de repente el mundo es un poco más divertido. Las casas de estrellas del pop se llenan de zombies que bailan conmigo mientras gritamos, con un poco de cuidado, no sea que terminemos tropezando con algún gato que otro.

Un gato que maúlla mientras un bólido acelera al otro lado de la calle. Hay farolas destrozadas, alguien juega al baloncesto. Un bombo penetra el silencio de la ciudad. Un rift sucio pero oportuno, intenta salvar las distancias. Llaman a un trompetista, grito con desesperación. No entiendo nada. Todo se está volviendo cada vez más áspero y radicalmente oscuro. Vuelvo a gritar, intentando encontrar la salida. Huyo.

Con una excelente producción y un desarrollo adrenalínico como pocos, LP (a pesar de ser un cd) es un disco que se disfruta de principio a fin, divertido como ninguno, con tramos de lo más bizarro y subidas que llegan hasta el infinito. Sabe este álbum a punk, a garaje, a rock and roll sin prejuicios. Sin excesivas pretensiones. Con espíritu tan destructivo como friendly.

Canallas hasta la médula, Els Surfing Sirles se formaron como banda allá por 1998, aunque no ha sido hasta 2010 cuando han editado su primer disco. LP se publicó el pasado lunes 12 de abril, dentro del sello catalán Bankrobber, los mismos de bandas como El Petit de Cal Eril o Espaldamaceta. Psicodelia punk en catalán con un nivel de adicción bastante alto. Con canciones incendiarias que se pegan como una lapa, aunque nuestro nivel de catalán sea más bien nulo. No hace falta para disfrutar de una producción que a ratos evoca a Ennio Morricone, hasta que deciden deconstruirlo y mezclarlo con tintes a lo Calexico en medio de una salida de emergencia. Experimental.

Y no sólo experimentos. LP es un juego con referencias constantes, un atractivo viaje por estilos donde aluden a temas asentados en la cultura popular española y catalana. Así, lo mismo cantan sobre un alquimista en una revisión del Soy Minero (El Ie-Ié De L’alquimista), que sobre un gato atropellado en Han atropellat el cat como homenaje “a los modernos de los noventa que se engancharon al caballo para bajarse las pastillas o el colocón de coca”, o nos cuentan a ritmo de trompetas una de zombies en la antigua mansión de Michael Jackson (Neverland).

Adaptan y reconstruyen el himno del Barça para convertirlo en una especie de fiesta punk en medio de una historia de bandoleros (Lo Xicotet Bandoler), donde aparece incluso la voz de Nicolau Casaus (vicepresidente del Barça durante veinte años). Se completa este disco con A La Fageda, una balada con coros bubblegum y, al final, la psicodelia con Cap al Sol. Una explosión ácida y punk. Un viaje rumbo al sol, cara a cara y mascando chicle. Una ida de pinza de casi doce minutos de duración que se disfrutan de principio a fin.

Cuando uno llega al final de LP, con Fanfàrria, una canción, como ellos afirman, “de taberna y borrachera”, no queda otra sensación que una ganas locas de estar ahí. En uno de sus conciertos. Esto hay que vivirlo. Esto hay que sentirlo. Yeah.

Publicado originalmente en la revista Koult.

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