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La Casa Encendida nos acerca al mundo pop del cineasta norteamericano en una nueva exposición

En verano, además de sudor y conciertos al aire libre, Madrid también ofrece -u ofrecía, como ya os comenté el otro día– algunas de sus mejores bazas en cuanto a exposiciones. Y una de las estrellas de este año es la exposición que La Casa Encendida dedica al director de cine norteamericano Gus Van Sant.

Seré directo. Odiaba a Van Sant. No desde siempre, claro. La primera película suya que vi fue la maravillosa El indomable Will Hunting (1997), en la que un fabuloso Robin Williams ejercía de mentor de Matt Damon, por aquel entonces un muchacho jovencito, en una historia que me acercó a otro tipo de cine mucho más comedido, con un guión inteligente y mensaje optimista que ganó merecidamente el Oscar (y que estaba coescrito entre Damon y Ben Affleck).

No tuvo tanta suerte la nominación de la canción Miss Misery, de Elliott Smith, que escuché cuando aún no sabía que su música iba a ser tan importante para mí. Esa canción y su actuación en la ceremonia de los Oscar le dieron al malogrado cantautor la fama que, al final, terminaría llevándoselo por delante de forma trágica.

Un año después de esa maravilla, no se le ocurrió al director de Portland nada mejor que hacer una fotocopia en color de Psicosis, y a mí no se me ocurrió nada mejor que verla. Y claro, me horrorizó. Porque era un completo sinsentido. Ni las interpretaciones estaban a la altura ni los añadidos aportaban nada y, por supuesto, el color no hacía ningún tipo de favor a una película que ya de por sí era lo suficientemente icónica como para semejante ejercicio.

Gus Van Sant, Untitled, 2010. Aquarelle et fusain sur papier. © Gus Van Sant. Courtesy of the artist and Gagosian Gallery

Y claro, con mi adolescencia en plenas facultades, decidí que no vería más películas perpetradas por un señor que había sido capaz de hacer algo semejante. Y en realidad es una pena porque muchas de sus películas posteriores tienen todos los ingredientes para gustarme. Quizás gracias a la exposición me ha regresado el gusanillo para recuperar algunas de sus obras.

No es que dejara de ver su cine completamente; años después de Psycho me acerqué a su primera película, la curiosa Mala noche (1985), y me pareció desde luego interesante. Luego, en un trayecto de Ave, proyectaron Promised Land (2012) que, sin ser una obra maestra, se dejaba ver con gusto, y de nuevo me hizo replantearme la reconciliación con el director.

Así que la exposición, en realidad de tamaño bastante más reducido de lo que me esperaba, aunque muy completa e interesante, ha resucitado ese deseo de profundizar en el cine del director nacido en Portland. En la muestra se incluyen principalmente sus polaroids: una selección que incluye más de 400 instantáneas en las que aparecen todo tipo de celebrities a lo largo de los años.

Gus Van Sant, Polaroids Series (1983-1999). Drew Barrymore, Keanu Reeves, Matt Damon, Nicole Kidman photographed by Gus Van Sant. © Gus Van Sant

Además, encontramos algunos dibujos y pinturas, materiales de la producción de sus películas (muy curiosas las notas en las que hace esquemas sobre los personajes y los argumentos), fotografías documentales de algunos rodajes y fragmentos de sus cortos y largometrajes (sí, también del maldito remake de Hitchcock).

Por supuesto se hace mención a su trabajo como director de vídeos musicales, entre ellos el que realizó para Fame ’90 de David Bowie (de quien también hay polaroid, por supuesto) y otro para Weird de Hanson. Sí, los de MMMBop. ¿Hay algo más noventero que haber dirigido un videoclip de Hanson?

Tengo que hacer también mención importante a la presentación de la muestra, impecable y con un pequeño folleto muy completo que repasa la biografía y filmografía del director con un cuidado diseño tipográfico en tonos de un amarillo brillante. En resumen, estamos ante una ocasión excelente para conocer mejor la obra de uno de los directores más personales de la cultura pop contemporánea.

Un referente cultural ineludible, también dentro del mundo queer, y una oportunidad única de acercarse a todas sus facetas de trabajo, con esa mirada tan ecléctica que le ha labrado un lugar de referencia en el mundo del cine independiente.

La muestra Gus Van Sant puede visitarse hasta el 16 de septiembre en La Casa Encendida (Entrada libre).

Foto principal: Mala Noche by Gus Van Sant (1986) © Sawtooth Film Company

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